El color como arquetipo emocional en el Tarot
El poder emocional del tarot reside no solo en sus símbolos, sino también en sus colores. El rojo, el azul, el verde y el dorado conforman un vocabulario cromático que moldea el ambiente de cada carta incluso antes de que se procese por completo cualquier imagen. Estos tonos actúan como detonantes emocionales: sutiles, inmediatos y profundamente simbólicos. En mis retratos surrealistas, trato el color con el mismo respeto intuitivo. Cada tono conlleva un peso psicológico y da forma a un mundo interior. El color se convierte en un arquetipo en sí mismo, guiando la lectura emocional tanto del tarot como del arte.
Rojo: Deseo, Despertar y la Aceleración del Fuego Interior
En el tarot, el rojo siempre está vivo. Aparece en cartas que exigen movimiento: la pasión del Mago, la ruptura de la Torre, la vitalidad interior de la Fuerza. Simboliza el deseo, el cambio y la intensidad de la verdad emocional. En mi obra, el rojo a menudo irradia desde el interior del retrato: un pétalo iluminado desde el centro, una mejilla sonrojada por la emoción o una forma botánica con un brillo sutil. El rojo se convierte en un pulso, un anuncio de transformación. Transmite el momento en que un sentimiento se vuelve imposible de ignorar, haciéndose eco del uso del carmesí como catalizador en el tarot.

Azul: Intuición, Misterio y el Campo Subconsciente
El azul contiene el espacio emocional de La Luna, La Estrella y el fondo sereno de muchas cartas introspectivas. Es el color de los océanos interiores: la intuición, los sueños, la memoria y los pensamientos ocultos. Mis retratos surrealistas recurren al azul cuando busco crear suavidad, profundidad o una sensación de introspección. El azul envuelve la figura como una bruma psíquica, creando un puente entre la percepción consciente y el movimiento subconsciente. Otorga al retrato un aire contemplativo, reflejando la atmósfera de los arquetipos más introspectivos del tarot.

Verde: Conocimiento interior, crecimiento y percepción mística
En el tarot, el verde simboliza tanto la intuición como la regeneración. Aparece en La Suma Sacerdotisa, La Emperatriz y en los arcanos menores relacionados con la naturaleza. Marca una conexión con los ritmos invisibles del mundo: ciclos, patrones, instinto. Cuando trabajo con el verde, suele presentarse en tonos neón o ácidos, transformando el conocimiento intuitivo en algo electrizante. El verde se convierte en una señal, no en un telón de fondo. Expresa un crecimiento emocional aún en formación, vibrando silenciosamente en un paisaje surrealista. Al igual que en el tarot, el verde representa verdades que emergen lenta y orgánicamente.

Oro: Iluminación, claridad y ascensión espiritual
El oro es la luz del Sol, el halo del Juicio, el resplandor de la Templanza. Representa la claridad, la trascendencia y la comprensión que llega con la madurez emocional. En mis retratos, el oro rara vez es estridente. En cambio, aparece como diminutas chispas: un anillo de luz punteada, el centro de una semilla brillante o un tenue aura alrededor del rostro. Estas sutiles iluminaciones se sienten como revelaciones que emergen dentro de la composición. El oro se convierte en el momento de reconocimiento en el centro de lo surrealista, reflejando el uso del tarot del cálido resplandor como signo de despertar.

Cuando los colores interactúan, los arquetipos se profundizan.
El tarot rara vez aísla el color; crea significado a través del contraste. El rojo junto al azul sugiere la tensión entre el deseo y la intuición. El verde que emerge del negro insinúa un crecimiento místico que surge de las sombras. El oro en la oscuridad señala la revelación que aparece en medio de la incertidumbre. Mis retratos reflejan esta interacción cromática. Los colores se mezclan, se superponen o se interrumpen entre sí, creando contradicciones emocionales que se sienten vividas más que simbólicas. Mediante estas yuxtaposiciones, el retrato se convierte en un campo de matices emocionales en lugar de una narrativa única.
Atmósfera cromática en el retrato surrealista
Las figuras surrealistas que pinto existen en atmósferas moldeadas por estos tonos que recuerdan al tarot. La paleta contiene información emocional: el rojo agita, el azul aquieta, el verde vibra, el dorado revela. Estos tonos ayudan a construir la identidad emocional de cada figura. Un retrato con un resplandor rojo interno transmite energía; uno rodeado de un azul frío transmite introspección. Un acento verde neón sugiere el despertar de la intuición, mientras que el dorado aporta claridad. Como en el tarot, el color se convierte en una guía emocional.

El color como lectura emocional
Tanto el tarot como el retrato surrealista se basan en el color como forma de comunicación intuitiva. El matiz se convierte en un atajo hacia la emoción. El espectador responde antes de analizar, comprendiendo a un nivel corporal más que intelectual. A través de estos arquetipos cromáticos —rojo, azul, verde y dorado— mi arte conecta con la misma lógica emocional que dota al tarot de tanta fuerza. El color se transforma en un lenguaje simbólico, una manera de revelar la verdad a través de la atmósfera, más que mediante la explicación.