A veces, dejarse llevar por la tranquilidad mental se considera una debilidad, un lujo o incluso una indulgencia. Pero he llegado a ver la ensoñación como algo completamente distinto. Para mí, es una forma silenciosa de rebelión: una resistencia profundamente personal y emocionalmente intensa contra las constantes exigencias de productividad, claridad y coherencia en un mundo que rara vez da cabida a la dulzura o la incertidumbre.
Mi arte a menudo surge de estos suaves retiros interiores. No fantaseo para escapar de la vida, sino para recordar algo que a menudo se olvida: que la lentitud, la belleza, la ambigüedad e incluso la confusión son partes esenciales del ser humano. En mi mundo visual, florecen formas florales surrealistas donde las palabras se quedan cortas. Figuras fragmentadas existen sin explicación. Los símbolos se repiten como canciones de cuna. Todo es un lenguaje nacido de esos tiernos y fugaces momentos de ensoñación.
Hay resistencia en la suavidad. Especialmente para las mujeres, las personas queer y otras voces históricamente marginadas, reclamar espacio para sentir, imaginar, no explicar, es un acto radical. El mundo espera claridad, representación y emociones agradables. Pero ¿y si quiero decir algo sin decirlo en voz alta? ¿Y si quiero florecer en lugar de gritar?
Vea mi póster de arte emotivo "MIRAGE"
Mi grabado "Mirage" explora esta dualidad. Los ojos que lo muestran son amplios, vulnerables, casi conmocionados, pero no ven en el sentido habitual. A su alrededor, formas florales se expanden, sugiriendo que la percepción no siempre es visual ni lineal. Puede ser emocional, sensorial, intuitiva. Puede tratarse de sentir el camino a través de la niebla. Esto, para mí, es lo que ofrece soñar despierto: una visión diferente. Una visión que no exige lógica.
En otra pieza, "Sensibilidad", el cuerpo se expone y arde de percepción. Los pétalos florecen desde lugares que no deberían verse. El cromo y el fuego crean un contraste entre la vulnerabilidad y la agudeza. No es una ensoñación pacífica, sino una de supervivencia. De esas en las que te imaginas completo cuando el mundo intenta dividirte. Es caótico, crudo, vivo.
Estas visiones suelen llegar en los momentos más cotidianos: mientras me lavo los dientes, esperando en la fila, acostado en la cama a las dos de la madrugada. Crecen como enredaderas silvestres, no siempre bienvenidas, pero siempre cargadas de significado. Cuanto más las escucho, más me doy cuenta de lo sagrado que es ese espacio interior. No es pereza. Es un trabajo diferente: el trabajo de procesar las emociones, de encontrar sentido, de mantenerte humano cuando el mundo te pide que seas una marca o una máquina.
El arte se convierte en el puente. Hace visible lo invisible, aunque sea en formas fugaces y frágiles. En obras como «Just a Phase» o «Shadows», no intento explicarlo todo. Dejo que la suavidad hable. Dejo que la niebla se apodere de mí. Confío en que alguien más, quizás alguien que también intenta mantenerse intacto en un mundo fracturado, lo perciba también.
Explora mi póster de retrato abstracto "SHADOWS"
Creo que soñar despierto ha sido demonizado porque se niega a producir resultados inmediatos. No siempre encaja en una caja. Pero creo que el mundo necesita desesperadamente más de eso. No como escape, sino como expansión. Como resistencia. Como una armadura silenciosa y suave como una flor.
Así que cuando veas mi obra —sobre todo las que se sienten borrosas, fluidas o extrañas—, recuerda que nacieron de la misma ensoñación que quizás estés teniendo. Un destello de un mundo diferente. Una pregunta que no necesita respuesta. Un instante de suavidad que se resiste a ser absorbido.
Y quizás eso sea suficiente. Quizás eso sea todo.