Ojos multiplicadores en la obra original de Outsider

Los ojos siempre han fascinado a los artistas, como símbolos de conciencia, vulnerabilidad y puente entre el mundo interior y el exterior. En el arte marginal, donde las reglas se reescriben instintivamente, el motivo de múltiples ojos adquiere una nueva carga emocional. No se trata de realismo, sino de sentirse visto , y de ver demasiado .

En mi propio proceso, recurro a este símbolo una y otra vez. Los ojos dispersos en rostros, pétalos o formas abstractas se convierten en una forma de hablar sobre la conciencia: la sobreexposición de la emoción, el agotamiento de la sensibilidad, la belleza de la percepción que se niega a cerrarse.


El ojo como símbolo psicológico

El ojo humano tiene siglos de significado. En la iconografía antigua, representaba a los dioses, la verdad y la vigilancia. El Ojo de Horus egipcio representaba la protección; en el arte cristiano, el "ojo que todo lo ve" encarnaba el juicio divino. Las tradiciones populares solían usar el ojo como amuleto contra el mal, tanto para proteger como para advertir.

Pintura en técnica mixta «Triple Reto» con una flor de tres ojos, inspirada en temas góticos y fantasía mística. Esta obra etérea utiliza acuarela y pinturas acrílicas para crear una imagen vívida y cautivadora.

En el arte marginal, sin embargo, estas capas se desplazan de la mitología a la emoción. El ojo se convierte en una metáfora de la sensibilidad interior: una herida abierta en lugar de una mirada distante. Pintar múltiples ojos es expresar la multiplicidad de la percepción: cómo una mente puede ver, sentir y recordar demasiadas cosas a la vez.

Esto es especialmente cierto para los artistas autodidactas o instintivos, que a menudo usan la repetición como lenguaje. El ojo repite no como decoración, sino como confesión.


Multiplicando la visión: la emoción más allá del realismo

Cuando un rostro tiene más ojos de los que la naturaleza permite, se convierte en algo entre humano y simbólico. El espectador siente a la vez intimidad e incomodidad: atraído por el reconocimiento, inquieto por el exceso. Esta reacción es intencional.

La pintura etérea «Sensibilidad» presenta formas florales con múltiples ojos, explorando temas de consciencia. Los vibrantes pétalos en rojo, rosa y naranja sobre un fondo de bronce metálico crean una atmósfera mística.

La multiplicidad de ojos puede representar hiperconciencia, ansiedad o conexión espiritual. En algunas pinturas marginales, no aparecen en rostros, sino en flores, serpientes o formas abstractas, como si la visión misma se hubiera extendido por todo el mundo. El acto de "ver" se vuelve colectivo, omnipresente.

Desde una perspectiva psicológica, estas imágenes reflejan la experiencia de saturación emocional. Reflejan la sensación de absorber demasiado: demasiadas impresiones, demasiadas emociones, demasiados mundos. La obra de arte se convierte en una superficie para ese desbordamiento.


La mirada del forastero

Los artistas marginales —aquellos que crean más allá de las estructuras artísticas académicas o institucionales— suelen pintar para comprender, más que para representar. Su imaginería suele surgir de la obsesión, la intuición o la compulsión, más que del simbolismo consciente.

El ojo, en este contexto, se convierte a la vez en espejo y en oyente. Registra sin juzgar, observa sin jerarquías. El acto de multiplicarlo por la superficie no es un ejercicio intelectual, sino un instinto emocional. Es el equivalente visual de decir: «Lo veo todo», incluso cuando desearía no verlo.

Esta honestidad confiere al arte marginal su particular poder. No es refinado, pero es sincero: un relato sin filtros de la percepción humana en su forma más cruda.


Entre lo sagrado y lo extraño

Muchas pinturas marginales se mueven en la tensión entre lo sagrado y lo grotesco, y el motivo de los múltiples ojos encarna esa tensión a la perfección. Recuerda a los iconos religiosos, donde los seres divinos solían representarse con múltiples ojos para simbolizar la omnisciencia. Pero también evoca sueños, alucinaciones y distorsiones psicológicas.

Esta ambigüedad es lo que confiere al motivo su poder. Los ojos pueden sentirse como guardianes o testigos, como fragmentos de conciencia flotando en el color. No pertenecen a un solo ser ni a una sola verdad; ven desde todas partes a la vez.

En el arte marginal, esa omnivisión es más emocional que divina. Representa una sensibilidad tan exaltada que se vuelve caótica: una visión que protege y abruma a la vez.


Ver más allá de la vista

Pintar ojos una y otra vez es insistir en que la visión no es solo óptica. Es emocional, intuitiva y espiritual. Cada ojo adicional en una pintura se convierte en una nueva capa de consciencia: un nuevo intento de hacer visible lo invisible.

En definitiva, multiplicar los ojos no se trata de vigilancia, sino de empatía. Se trata de observar el mundo —y a uno mismo— desde múltiples ángulos a la vez. La obra original de Outsider le da a este símbolo un espacio para expandirse libremente, para mirar hacia dentro y hacia fuera sin jerarquías.

Colgada en la pared, una pieza como esta no solo observa al espectador, sino que lo invita a mirar a su alrededor , a participar en ese acto multidimensional de percepción. Porque en el arte, como en la emoción, siempre hay más de una forma de ver.

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